domingo, 7 de octubre de 2018

LA ERMITA. COMPLEMENTOS ORNAMENTALES: LOS CUADROS. REVISTA ADOVEA 2018


Desde el 2014 que comenzó la restauración de la ermita de Nuestra Señora de la Encina, todos los años puntualmente por estas fechas y en este medio, venimos escribiendo y dando “cuentas” del avance y estado de la misma. Este año no iba ser menos; motivos hay: los cuadros pintados por el Padre reyes.

Siempre hemos comenzado invitándoos a curiosear un poco (lo que uno quiera) sobre la historia de Carriches para, entre otras cosas, descubrir la importancia de conservar el Patrimonio Cultural de esta Villa. La importancia que han tenido para nuestros antecesores y… ahora nosotros que somos los encargados de recoger el testigo para, no sólo conservar (en lo que se pueda), también para enriquecer ese Patrimonio.

El proyecto de Restauración de la Ermita quedó definido en tres fases:

1.        Conjunto fachada y porche
2.        Interior artístico
3.        Exterior y ajardinamiento

No os voy a relatar, otra vez aquí, todo el artículo que publicamos en la anterior edición. Os remitiré a que leáis y repaséis nuestra revista anterior en la que detallábamos, a especie de breve Memoria, lo que hasta el momento se había terminado: Fases 1 y 2. Si bien en esta última quedaba un complemento ornamental que es el que pretendemos mostraros a partir de la frase plasmada en la anterior publicación:



A través de las representaciones de los distintos paneles de cerámica, descubrimos una catequesis de la cultura, tradición y costumbres de nuestro pueblo de Carriches. Es la historia del pueblo llevada a su centro devocional junto a la Madre: La Ermita de la Virgen de La Encina.  …

[…] Pero lo que sí está en marcha son unos cuadros a ambos lados de las paredes, que está pintando nuestro querido y admirado Padre Reyes, Trinitario de Carriches, quien ha participado en todo momento orientando y opinando, en la restauración de la ermita, en las dos fases hasta ahora realizadas.

Los motivos que formarán los cuadros, serán alusivos a los misterios del Rosario para terminar de dar un complemento catequético a la Historia de Carriches con su Virgen de la Encina.

Pues bien amigos; esos cuadros ya están aquí. Ya lucen y proyectan su “catequesis” en la ermita de nuestra Virgen de la Encina desde el pasado día 6 de Mayo; Domingo día de la Madre que mediante la Eucaristía que últimamente venimos celebrando en la ermita, presidida en esta ocasión por el P. Reyes, fueron presentados y ofrecidos al pueblo por el mismo autor: Padre Reyes Castaño Muñoz, Sacerdote Trinitario.
En la Homilía de la Misa, el P. Reyes nos regaló, a la Virgen y a todos nosotros, sus recuerdos y añoranzas, de niño, del mes de las flores mediante unos preciosos versos que reproducimos:

“Mayo florido y hermoso.
Mayo y las Flores, Mayo y María.
¿Quién no recuerda su infancia,
saltar por los prados floridos? …
Flores y pájaros, sol y alegría…
Carreras, canciones…
Las tardes de Mayo, ensueño de amores,
miradas radiantes que incitan al beso…
¡Oh, Mayo querido! El mes de los niños,
el mes de los jóvenes, el mes de María.
Llegaste a mi vida con suaves fragancias,
dejaste en ella tu paz y armonía”

Todo un poema de añoranzas, de aquellos años en la escuela, donde llevábamos flores silvestres a los siete años, en los que yo luchaba entre la vida y la muerte, por mi fragilidad y falta de apetito. …



…Hermosa Homilía que tuvo su colofón en la explicación y justificación de las pinturas que regalaba para un mayor enriquecimiento del patrimonio artístico y espiritual de Carriches.

A continuación reproducimos su explicación y justificación personal:

LOS CUADROS DE LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LA ENCINA

1.- LA ANUNCIACIÓN DEL ARCANGEL GABRIEL A LA VIRGEN

El paisaje del fondo: Al entrar en nuestra ermita dejamos de ver el paisaje de nuestra derecha, y le vemos reflejado en el interior de nuestra ermita. Vemos el cerro blanco con sus entornos, y para adornar su sequedad, se han añadido unas encinas en flor en primer plano, recordando el antiguo encinar. Este es, pues, el cerro blanco con sus olivas y barbechos y una granja antigua cerquita del pueblo. El cerro blanco está todo él arañado por un sinfín de huecos, hechos por los escardillos, para sacar la tierra blanca (barro de diatomeas, moluscos prehistóricos), que servía a nuestras madres y abuelas para quitar el hollín de las sartenes y pucheros. Y por el color de esta tierra blanca se le llama el cerro blanco. A la vez, era el sitio elegido por la gente menuda para jugar, como si se tratara del parque de una de las grandes ciudades.

En el primer plano vemos el arroyo que divide el pueblo y que pasaba por debajo del Puente Chico, llamado así porque no podían pasar los carros, y el Puente Grande, por donde sí pasaban los carros y demás vehículos, y la Pradera, dormitorio y descanso todos los miércoles para los animales, que venían por el camino de Cebolla, llamado la Cañada. Ahora este arroyo está soterrado y entubado. Sus aguas proceden de un manantial exquisito, lejano de la Fuente Vieja. A estas aguas se asociaban las aguas sobrantes de las huertas de arriba de la carretera. Era un agua muy suave y agradable para beber las personas. A esta fuente (ahora restaurada) acudían con sus cántaros, al atardecer, la juventud a por agua. Era también el lugar de los encuentros de los mozos y mozas y de los primeros amores. Me acuerdo que el caño estaba doblado hacia abajo. Se metía la boca del cántaro en él, y si no nos dábamos cuenta, al sacar el cántaro del caño de hierro brillante, le rompíamos por su embocadura, que luego traían los gritos y el enfado de nuestras madres, acompañado de algún que otro cachete. El agua bajaba hacia la pradera para unirse a las aguas sobrantes de la fuente de las bestias, el Pilón, situado en medio de la pradera y cercana a la caseta de la luz, con sus escalones, que servían de asiento para las largas tertulias de los muchachos. Esta agua venía de otro manantial lejano, y no era tan buena. El chorro salía de una oquedad oscura, lleno de sanguijuelas, y se vertía en unos pilones de granito, altos, donde bebían los bueyes, las mulas y los burros, al silbido de los gañanes. Me acuerdo que se asomaban las sanguijuelas por el chorro, por lo que, si bebíamos, era con mucha precaución. Luego el agua bajaba a otros dos pilares más bajitos, apropiados para beber las ovejas, las cabras y los perros. De allí bajaba el agua sobrante de esta fuente y la de más arriba formando el arroyo que discurría luego hacia los cañaverales y de aquí a las huertas, que la aprovechaban los hortelanos para regar la vega que se abría en este valle con minúsculas huertecitas, por los turnos convenidos entre ellos, y de allí se metía en un cauce hondo que se perdía en la alameda del camino de Domingo Pérez…El cuadro representa el misterio de la Encarnación. El Arcángel Gabriel anuncia a la Virgen María que, si está dispuesta a ser Madre. – La Virgen María responde al Arcángel con: - Aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí su palabra.



Las dimensiones del cuadro son las mismas que tiene el cuadro de la Anunciación pintado por Leonardo da Vinci: 2,72/1,45 mts. El Arcángel es copia de Da Vinci, menos la cara que es la de un joven de Iznatoraf, y la Virgen, en vez de poner la figura de esa matrona de alcurnia renacentista que nos pinta Leonardo, es la de una joven de hoy, que ya me sirvió para pintar mi primera Anunciación para un cuadro que se encuentra en la Iglesia de Iznatoraf, en tamaño grande, 2/3 metros. Allí el lugar es la calle Convento del pueblo y tres niñas asisten al evento. En nuestro cuadro, en vez de pintar todo el fondo con un paisaje del siglo XVI, he pintado el paisaje del cerro blanco y tres niños de primaria, junto al cañaveral de la vega, asisten a este momento.

2.- LA VENIDA DEL ESPIRITU SANTO A LA VIRGEN Y LOS APOSTOLES.

El fondo del cuadro y su perspectiva.- Es el del fondo de la última cena de Jesús con sus discípulos, pintado por Leonardo da Vinci, que, quitando la mesa alargada y abriendo los laterales como ventanas, aparecen tras de ellas, en la parte derecha la Iglesia y el Ayuntamiento de Cariches, hasta el final con los montes a lo lejos en la parte izquierda.

En el centro de la escena, en vez de Jesús partiendo el pan, está la Virgen María, sentada, rezando y animando a los apóstoles con su presencia. En esta actitud nace la primera Iglesia, bajando a todas las personas la venida del Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Carriches, asomado por los ventanales con su Iglesia y el Ayuntamiento, en donde estamos inscritos, nos indica, que también el Espíritu Santo baja a nuestra pequeña Villa de Carriches unida en la ermita de su Patrona. El niño que está señalando la escena es el que anuncia la presencia del Espíritu de Dios. En la parte izquierda otro niño, que, sereno y orando se prepara a ser invadido por el Espíritu de Dios. Y para recordar que toda la creación es obra creada por el amor de Dios, nuestro Buen Padre y por su Espíritu, aparece en la escena una de las mascotas más queridas hoy día de las familias… UN PERRO. Porque todo es creado por voluntad de Dios. Este animal alegra el cuadro y nos recuerda los vínculos que tenemos con la creación entera.



3.- LA FAMILIA DIOS – TRINIDAD

Adosada al cementerio, o campo santo, se halla la ermita de nuestra Patrona, Nuestra Señora de la Encina. Allí duermen los cuerpos de nuestros seres queridos. No los podemos olvidar.

San Juan Evangelista en sus cartas nos dice, que aquí en la tierra ya somos hijos de Dios, ya somos miembros de esta familia. Así que, en el bautismo, a través del agua y del espíritu, nacemos y somos hijos de Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, somos miembros de la familia eterna de Dios. Ahora, nos dice el Evangelista Juan, somos hijos de Dios, y que aún no se ha manifestado lo que seremos. Seremos como Ángeles, alegres de compartir la luz de Dios y semejantes a Él, para toda la eternidad. Cuando se nos manifieste, le veremos tal cual es… Por eso, en estas nubes y luces doradas aparecen estos niños levitando en la luz de la Trinidad, con unas someras alas, para revolotear alrededor de nuestra familia trinitaria para toda una eternidad… Son niños alegres por estar participando ya de esa luz divina de todo el cuadro… La alegría les invade y, libres de toda sombra, vuelan gozando de la libertad que les da ser hijos de nuestro Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo…

También nuestros difuntos ya son hijos de la gran familia de Dios, porque han sido llevados al Cielo, nuestra patria, por nuestra Madre la Virgen de la Encina. Eso es lo que representa este cuadro.

LAS CATEQUÉSIS.  (Estas catequesis sobre el agua de Carriches y sus fuentes, se me ha ocurrido a mí, pero, el sacerdote y catequistas pueden hacer otras, sobre el agua que derramaron en nuestro bautismo en la hermosa pila bautismal de la parroquia.)

1.- Hemos nacido a la vida de la gracia, como hijos de Dios y hermanos de Jesús en las aguas del bautismo. Somos de la familia de la Trinidad, nacidos en el útero de la pila bautismal, a través de las aguas, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Nuestra familia para siempre. En Carriches teníamos unas fuentes muy buenas para beber las personas, y otras, menos buenas para nuestros animales y los animales que pasan por la Cañada los miércoles. Bien podíamos cantar lo que nos dice la Biblia: “El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios”. Así, al entrar en la ermita de nuestra Patrona, la Virgen de la Encina, recordaremos nuestro nacimiento en la familia de Dios Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, nuestra familia para toda la eternidad…

2.- La fortaleza de seguir como discípulos de Jesucristo, manifestando nuestra fe por el Sacramento de la confirmación.

3.- Nuestra verdadera patria, para toda la eternidad, en la casa de nuestro Padre – Dios, que nos ganaremos, si de verdad hemos vivido haciendo el bien, como nuestro hermano Jesús.


Durante la “Acción de Gracias” y después del canto de felicitación a la Virgen, en su día más florido, cantado por el pueblo y amenizado por nuestro coro parroquial, en nombre de la Parroquia se le dirigieron unas palabras de agradecimiento al P. Reyes que también queremos reproducir:

¡¡GRACIAS. P. REYES!!

¡Buenos días a todos!

Querido Padre Reyes: ¡Bienvenido!, de nuevo y como siempre, a este su pueblo de Carriches. ¡Qué alegría tan grande! Tenerle hoy con nosotros en este lugar tan carismático de todos los hijos e hijas de Carriches: “La ermita de nuestra madre, la Virgen de La Encina”. A través de Ella, damos gracias a Dios por regalarnos este momento y el compartir esta Eucaristía.

Después de escuchar tan hermosa homilía y descubrir, entre líneas, a ese niño frágil que luchaba por su vida. Es un verdadero honor y placer para mí, poder AGRADECERLE en nombre de la parroquia, con su sacerdote al frente, y de todos los hijos e hijas de Carriches, toda su dedicación, trabajo y divulgación de esta pequeña villa.

Estos cuadros, que hoy lucen en nuestra ermita, quieren trasladar nuestros quehaceres cotidianos uniéndolos firmemente con la Madre de Dios y de todos los carrichanos/as: “La Virgen de La Encina”. Mirando sus pinturas, se descubre una catequesis completa de cómo el pueblo entero (Ayuntamiento, Iglesia, campo, fuentes, animales  y gentes) están dentro de esta ermita y protegidos bajo el “Manto” de la Virgen. Y si hacemos una mirada más profunda, podremos descubrir (en el pintor) a “ese niño frágil, antes mencionado, y que se nos manifiesta tan “fuerte” como la vocación que Dios fue modelando y curtiendo a lo largo de estos 84 años ya cumplidos: a nuestro querido P. Reyes.

GRACIAS!, una vez más, P. Reyes por este regalo tan bonito, grandioso y sobre todo catequético que hoy nos haces. Gracias por tu presencia y cercanía en este día de la Madre. Y, como no puede ser de otra manera, damos  gracias a Dios, mediante su madre y nuestra Virgen de la Encina, por habernos regalado este día y por haber permitido que tu nombre esté unido siempre al nuestro a través de Carriches.

Carriches 6 de mayo de 2018

No nos cansaremos de dar las gracias a nuestros antecesores por esa riqueza patrimonial que nos han aportado y enseñado a conservar. De igual modo damos las gracias a todos y cada uno de los hijos e hijas de Carriches por su activa participación en la consecución de los objetivos propuestos. Y, cómo no, a nuestro querido Padre Reyes que durante estos últimos 84 años ha contribuido con su trabajo y buen hacer al conocimiento de la Villa de Carriches y su Patrimonio Artístico por todos los rincones de nuestra patria.

Nos felicitamos por ello y porque todos podemos ver como estos cuadros…

…NOS UNEN AÚN MUCHO MÁS CON NUESTRA VIRGEN DE LA ENCINA.

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